Cambiar la intensidad en Windows 10 no es tan complicado, pero puede ser un poco complicado averiguar dónde se encuentra cada elemento, especialmente si estás acostumbrado a ajustar solo el brillo o el contraste. La idea es ajustar la intensidad del color de la pantalla para que resalte más o bajarla si se ve demasiado saturado. Ya sea que quieras un aspecto más vívido para jugar o simplemente tonos más suaves para trabajar, ajustar la intensidad correctamente puede cambiar drásticamente la sensación de tu pantalla. A veces, estas opciones están ocultas en el panel de control de tu tarjeta gráfica, y otras veces, no se encuentran por ningún lado, especialmente si tu GPU no es muy moderna o no es compatible. Por eso, esta guía te dará un par de maneras de hacerlo, con la esperanza de ahorrarte frustraciones y clics interminables. Porque, francamente, a Windows y a los controladores gráficos les encanta ocultar información cuando más la necesitas. Si ya intentaste ajustar la pantalla en Configuración > Pantalla > Color y no funcionó, es normal. Windows no suele tener un control deslizante de intensidad integrado en sus opciones predeterminadas. Por lo tanto, probablemente tengas que acceder al panel de control de tu tarjeta gráfica, que es un poco más complejo, pero más efectivo. Una vez que lo hayas resuelto, tu pantalla se verá más vibrante o más atenuada según tu movimiento, e incluso podría tener más dinamismo para vídeos o juegos. Ten en cuenta que si el controlador de tu GPU no está actualizado o la configuración está bloqueada, podrías tener problemas. Pero suele haber una o dos soluciones alternativas. Ahora, hablemos de las soluciones reales. Porque, claro, Windows tiene que complicarlo más de lo necesario.
Cómo corregir o ajustar la intensidad en Windows 10
Método 1: Uso del panel de control de la tarjeta gráfica
Esta es la forma más sencilla si tienes una GPU dedicada de NVIDIA o AMD.¿Por qué? Porque estos paneles de control suelen incluir sus propios ajustes de color, como la vibración o la vibración digital, que no están disponibles en Windows. Es un poco raro, pero funciona de maravilla. En una máquina, tuve que reiniciarla varias veces; en otra, hay que buscar en el submenú correcto; así es la vida con la configuración gráfica.
- Haz clic derecho en el escritorio y busca el Panel de control de NVIDIA o la Configuración de AMD Radeon. Si no los ves, asegúrate de que tu controlador gráfico esté actualizado.
- Abra el panel de control y busque los ajustes de pantalla o color. En NVIDIA, suele estar en ” Ajustar la configuración de color del escritorio”.
- Busca una configuración llamada Intensidad Digital (NVIDIA) o Profundidad de Color y Saturación en AMD. Suele ser un control deslizante.
- Mueve el control deslizante para aumentar o disminuir la intensidad. Experimenta un poco: lo importante es lo que te gusta.
- Haz clic en “Aplicar” y observa cómo los colores cambian al instante. No dudes en deshacer la acción si se vuelve extraña.
Por qué es útil: Estos controles están directamente relacionados con la forma en que la GPU gestiona la salida de color y pueden ser más precisos que las opciones predeterminadas de Windows. Cuándo aplicarlo: si la pantalla se ve apagada o sobresaturada, o si desea ajustarse a un estilo específico. Una vez ajustado, la pantalla se verá más vibrante y animada.
Método 2: Usar aplicaciones de terceros como VibranceGUI
Si el panel de control de tu GPU no admite el ajuste de vibración o tienes gráficos integrados, una aplicación de terceros podría ser la solución. VibranceGUI es una opción bastante popular por su ligereza y sencillez. No sé por qué, pero a veces funciona mejor que las herramientas de controladores personalizados para realizar ajustes rápidos.
- Descargue VibranceGUI de una fuente confiable (asegúrese de que sea segura: es solo un pequeño archivo.exe).
- Ejecute el programa: generalmente necesita derechos de administrador.
- Puedes activar o desactivar la vibración y configurar el nivel que prefieras. Ajústala hasta que quede perfecta.
- Algunas versiones pueden aplicar configuraciones automáticamente al iniciar aplicaciones específicas, lo cual es bastante interesante.
Por qué ayuda: Es una forma económica y práctica de cambiar la intensidad en sistemas que no la admiten de forma nativa. Cuándo usarla: Si estás cansado de jugar con la configuración gráfica o si los controles de tu controlador no te convencen. Tu pantalla se verá más animada después del ajuste, o al menos un poco más divertida.
Consejos y trucos adicionales
Porque no siempre es obvio ni consistente: siempre que sea posible, haz una copia de seguridad de tu configuración actual. Así, podrás revertirla fácilmente si la imagen se ve un poco rara. Además, los pequeños ajustes son muy importantes: no subas el control deslizante al máximo de inmediato a menos que busques una imagen sobresaturada. Y sí, la iluminación de tu habitación puede marcar una gran diferencia en la intensidad de la imagen, así que experimenta con diferentes configuraciones.
A veces, las actualizaciones de Windows alteran estos controles o restablecen la configuración personalizada, así que esté atento. Reinstalar o actualizar los controladores gráficos también puede solucionar la falta de opciones de vibración, ya que, por supuesto, Windows tiene que complicarlo.
Otro truco: comprueba si el fabricante de tu pantalla tiene sus propias herramientas de calibración o gestión del color; a veces incluyen ajustes similares a la vibración. Además, los foros dedicados a la marca de tu GPU pueden ofrecerte consejos específicos, especialmente para ajustar la calidad de la imagen para juegos o edición de fotos.