Cambiar lo que se abre al iniciar Windows no se trata solo de velocidad, aunque es una parte importante. A veces, terminas con un montón de aplicaciones que se inician automáticamente, lo que puede hacer que tu PC se sienta lento o saturado desde el principio. Esta guía está diseñada para ayudarte a recuperar el control. Aprenderás a deshabilitar lo que realmente no necesitas y quizás a recuperar esa sensación de un equipo ágil y con capacidad de respuesta. Solo un aviso: algunos programas es mejor no tocarlos; deshabilitar el controlador o la aplicación de seguridad incorrectos podría causar problemas, así que lee con atención.
Cómo cambiar lo que se abre al iniciar Windows
Método 1: Usar el Administrador de tareas para controlar las aplicaciones de inicio
Esta es la forma más sencilla: Windows simplificó bastante la administración de los programas de inicio a través del Administrador de tareas. Muestra todos los programas habituales que intentan iniciarse al arrancar Windows, junto con su impacto estimado. Saber qué aplicaciones consumen muchos recursos te ayuda a decidir qué conservar o descartar. En algunas configuraciones, funciona un poco raro la primera vez, pero reiniciar suele bloquear todo y los cambios se mantienen. Está ahí, es rápido y te ahorra tener que rebuscar entre los menús.
Para llegar:
- Haz clic derecho en la barra de tareas y selecciona “Administrador de tareas”. O pulsa Ctrl + Shift + Escsi te resulta más fácil.
- Una vez que aparezca, haz clic en la pestaña “Inicio” en la parte superior. Si no la ves, haz clic en “Más detalles” en la parte inferior; la pestaña debería aparecer entonces.
- Ahora, elige un programa que se cargue al inicio y que no te interese o que quieras acelerar.
- Haz clic derecho en esa aplicación y selecciona “Deshabilitar”. Si quieres que siga ejecutándose, haz clic en “Habilitar”.
- Cierre el Administrador de tareas y sus elecciones se guardarán automáticamente.
Se aplican las mismas reglas: desactive lo innecesario, especialmente los programas que no sean críticos para la seguridad o los controladores de hardware. En algunos equipos, estas opciones no surten efecto hasta que reinicie, así que inténtelo si los cambios parecen ignorarse al principio.
Método 2: Administrar elementos de inicio mediante la configuración
Además del Administrador de Tareas, Windows 10 y 11 tienen un espacio dedicado para las aplicaciones de inicio en Configuración. Es útil si quieres una vista rápida o estás solucionando algún problema. A veces, las aplicaciones vuelven a aparecer en el Administrador de Tareas después de las actualizaciones, pero Configuración ofrece un poco más de control para ciertas aplicaciones universales.
- Presione Inicio y vaya a Configuración.
- Vaya a Aplicaciones y luego haga clic en Inicio en la barra lateral.
- Aquí verás una lista de aplicaciones con interruptores. Desactiva todo lo que no te sirva.
Este método es menos detallado, pero es útil para alternar rápidamente. Si buscas más control, usa las opciones del Administrador de tareas para una explicación más detallada.
Consejo adicional: revisa tu carpeta de inicio
Algunos programas se agregan al inicio a través de una carpeta en tu perfil de usuario, lo que puede pasar desapercibido para el Administrador de Tareas. Puedes comprobarlo abriendo Ejecutar con Win + Ry escribiendo:
shell:startup
Esto abre la carpeta de inicio: si hay desorden allí, simplemente elimine los accesos directos que no desea que se inicien.
Recuerda que algunas aplicaciones se configuran para iniciarse mediante claves de registro o tareas programadas, y esto requiere un poco más de investigación, como editar el registro o usar una herramienta de terceros. Pero eso lo comentaremos más adelante.
En general, gestionar los procesos de inicio no es infalible, pero esto ha ayudado a mucha gente a reducir la sobrecarga innecesaria. A veces, basta con reiniciar después de realizar cambios para que todo se estabilice por completo.
Resumen
- Abra el Administrador de tareas ( Ctrl + Shift + Esco haga clic derecho en la barra de tareas).
- Vaya a la pestaña “Inicio”.
- Seleccione los programas que no necesita al inicio.
- Haga clic derecho y seleccione “Deshabilitar”.
- Cierre el Administrador de tareas y disfrute de un arranque más rápido.
Resumen
Controlar qué se inicia al iniciar Windows puede hacer que tu ordenador funcione mucho mejor, como si hubieras despejado tu rutina matutina. No sé por qué, pero en algunos equipos, deshabilitar ciertas aplicaciones acelera mucho el proceso, mientras que en otros, puede que necesites reiniciarlo un par de veces. Aun así, vale la pena intentarlo, ya que la mayoría de los programas no deseados solo desperdician recursos y ralentizan todo.
Con suerte, esto le ahorrará algunas horas a alguien. No todos los trucos funcionan a la perfección siempre, pero es un buen comienzo. El objetivo es una startup más rápida y eficiente que solo ejecute lo que realmente se necesita.