Guía para Modificar la Frecuencia de Actualización en Windows 10 de Forma Sencilla

Cómo ajustar la frecuencia de actualización en Windows 10

Modificar la frecuencia de actualización en un monitor con Windows 10 es mucho más fácil de lo que crees y puede mejorar considerablemente la experiencia visual. Si eres fan de los videojuegos o simplemente quieres desplazarte por páginas web de manera más suave, esto es algo que no debes pasar por alto. Además, puede ayudar a reducir esos molestos desgarros en la pantalla durante las escenas más intensas en tus juegos favoritos. Eso sí, ten cuidado: subir demasiado la frecuencia más allá de lo que tu monitor puede soportar puede causar fallos en la visualización.

¿Por qué ajustar la frecuencia de actualización?

La frecuencia de actualización es simplemente cuántas veces por segundo tu monitor refresca la imagen (medido en Hertz, o Hz). Cuanto mayor sea el número, más fluida será la imagen. Para juegos rápidos o escenas con mucho movimiento, tener una tasa más alta puede marcar la diferencia. Pero ojo, subirla demasiado sin compatibilidad puede traer problemas. Antes de hacer cualquier cambio, revisa las especificaciones de tu monitor para evitar disgustos.

Accediendo a la Configuración de Pantalla

Primero, haz clic en el botón de Inicio y busca el ícono de engranaje para abrir Configuración. También puedes usar la combinación Windows + I para acceder más rápido. Dentro, dirígete a la sección Sistema y selecciona Pantalla. Ahí es donde ocurre toda la magia relacionada con la visualización.

Entrando en las Opciones Avanzadas de Pantalla

Ya en la sección Sistema, haz clic en Configuración de pantalla avanzada en la parte inferior. Se mostrará información detallada sobre tu monitor, incluyendo la resolución y la frecuencia de actualización actual. Es aquí donde puedes ajustar esa última opción.

Elige tu frecuencia de actualización

En el apartado Frecuencia de actualización verás un menú desplegable. Selecciona la opción más alta que tu monitor admita para disfrutar de una imagen más suave y fluida. Windows podría pedirte que confirmes el cambio; asegúrate de que la nueva configuración no cause problemas. Usualmente, notarás que todo se vuelve más responsive, especialmente en juegos o videos con mucho movimiento.

Consejos prácticos para un mejor rendimiento:

  • Para aprovechar tasas altas, es recomendable usar una tarjeta gráfica compatible con DisplayPort o HDMI 2.0 o superior. No confíes solo en el cable, asegúrate de que soporta esas velocidades.
  • Si tienes una tarjeta gráfica potente, revisa el Panel de Control de NVIDIA o Configuración AMD Radeon para personalizar aún más la frecuencia y resolución. Muchas veces puedes forzar tasas que no aparecen en la configuración estándar.
  • Para los entusiastas, existe el programa Custom Resolution Utility (CRU), que permite ajustar y crear configuraciones personalizadas, aunque la opción gráfica suele bastar para la mayoría.

En resumen

Cambiar la frecuencia de actualización en Windows 10 es muy sencillo y puede mejorar mucho tu experiencia visual, ya sea jugando, trabajando o viendo contenido en streaming. Solo asegúrate de consultar las especificaciones de tu monitor para evitar sorpresas. Con unos pocos clics, todo se sentirá más fluido y responsivo. Vale la pena el esfuerzo, y el proceso es bastante simple.

Quizá esto ayude a evitar algunas complicaciones a más de uno por ahí.

  • Verifica tu frecuencia de actualización actual antes de modificarla.
  • Asegúrate de usar los cables adecuados para altas tasas de refresco.
  • Chequea que tus controladores de video estén actualizados; la compatibilidad importa mucho.
  • Si algo sale mal, volver a la configuración previa es muy fácil.